El plan divino de salvación y el proyecto del hombre

Introducción

Todos vivimos de planes y de proyectos, de sueños y de ilusiones. Todos anhelamos un cambio y anhelamos tener una vida mejor.

Muchos acostumbramos a adquirir o a regalar a comienzos o final de año una agenda, la cual se hace indispensable para programar las actividades, y en ella vamos plasmando paso a paso lo que será nuestro año, incluso, a veces plasmamos algo de lo que soñamos. Soñar es una realidad profundamente humana, hasta soñamos despiertos, intentamos ver a través de esos sueños una vida plena, ilusiones, cosas que no hemos podido alcanzar, esto a veces nos causa cansancio, tristeza, desilusión, nos hace poner tensos y hasta llegamos a sentirnos frustrados por no haber podido realizar esos sueños.

El Padre Carlos Álvarez dice sobre este tema “pienso que sólo quien sabe soñar, sabe construir, sabe lograr”. Efectivamente, para cumplir los sueños, debemos saber construir, saber esforzarnos y saber hasta dónde debemos esforzarnos, hasta dónde debemos luchar y comprometernos por esos sueños, esto también implica superar todos los obstáculos que se puedan presentar.

El plan de Dios

Es posible que en algún momento nos hayamos preguntado ¿para qué estamos en este mundo?. Es una pregunta que muchos a través del tiempo se han preguntado. Actualmente la humanidad también tiene la oportunidad de saber la razón por la cual está viva. Aunque a veces se piense que la vida no tiene un propósito, que sólo se va a la deriva, hoy puede ser la oportunidad de encontrarle el sentido a lo que Dios nos ha dado.

Los que lo hemos encontrado, simplemente tuvimos un encuentro que cambió nuestras vidas y por esa razón supimos cuál era la razón de nuestro existir.

El plan de Dios para nuestra vida, siempre ha sido que tengamos vida abundante (Juan 10, 10b) “yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. 

Dios creó al hombre y lo puso en el Edén. El hombre tenía una relación con Dios y caminaba a su lado, y Dios tenía un plan para él.  Dios quería darnos vida eterna, puesto que Él es un Dios de Vida eterna que hizo todas las cosas que existen. Pero el problema es que el hombre pecó: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios" (Romanos 3:23). Como primera consecuencia de esa desobediencia la relación con Dios se rompió, como lo hemos visto insistentemente en la introducción del seminario de vida en el Espíritu, ya que Dios no puede tener relación con el pecado, aunque siempre quiere tenerla con el pecador.

Esa desobediencia tuvo una consecuencia: "Pues el salario del pecado es muerte, pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor " (Romanos 6:23). La consecuencia del pecado del hombre fue la muerte, no sólo física, sino también espiritual, porque la muerte es la separación de Dios.

El ser humano siempre está inconforme y es infeliz, porque siempre está buscando la manera de llenar el vacío que esta separación le causó. Busca llenar este vacío con las cosas del mundo, buscando una relación duradera, consiguiendo bienes materiales, buscando bienestar económico, salud, prestigio, etc. Pero vemos que nada en este mundo puede llenar esa vacío, buscamos equivocadamente, porque al estar separado de Dios y sin Él, sólo se puede sentir más vacío e inutilidad de nuestra vida: "Porque ¨qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo y perdiere su alma"? (Marcos 8:36). 

En un esfuerzo, el ser humano a lo largo de la historia ha tratado de hacer puentes que lo lleven a Dios, a través de buenas obras, una buena conducta… pero por mucho que se intenten otras cosas, se llega a la conclusión de que por más esfuerzos humanos que se hagan, siempre habrá algo que hará falta y ese algo es precisamente tener una relación íntima con el único Dios vivo y verdadero.

En medio de toda esta reflexión hay una esperanza. La Palabra de Dios nos dice que hay un medio por el cual podemos alcanzar a Dios, alcanzar salvación: "Pues han sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de ustedes, si no que es don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe" (Efesios 2:8,9). Nadie puede comprar la salvación, ni tampoco puede hacer buenas obras para obtenerla. La salvación es un don, un regalo de Dios, el cual se nos da inmerecidamente, que sólo recibimos por gracia a través de la fe. La salvación no podemos ganarla, pero Dios en su infinito amor nos la da gratuitamente, como un regalo.

Si todos somos pecadores y por diferentes razones hemos roto la comunicación con Dios ¿Existe una solución al problema?

La solución es Cristo: "Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8). 

Cristo Jesús quien al venir a morir en la cruz y pagar por nosotros, vino a restablecer esa relación que había originalmente con Dios y permitir que tengamos acceso al plan de vida abundante que Dios siempre ha querido para nosotros desde el principio de la creación.

Esto lo hizo porque nos ama "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en el cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).

Dios nos ama y por eso nos salva y nos hace su hijos: "Más a todos los que le recibieron [a Jesucristo], a los que creen en su nombre, les dio la potestad de ser hechos hijos de Dios" (Juan 1:12).

Conclusión

Es nuestra decisión, Jesús está llamando a la puerta de nuestro corazón para que le recibamos, depende sólo de nosotros recibirle o no, aceptar ser sus hijos o no, aceptar o no la Salvación de Jesucristo, él ha dicho "He aquí, que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo". Apocalipsis 3,20 

Cuando hemos comprendido el plan de Dios para la humanidad, podemos empezar a pensar cómo será entonces el proyecto del hombre frente a este plan de Dios para la vida de cada uno de nosotros. Nunca debemos hacer proyectos o planes para nuestra vida o la de nuestra familia, sin contar con los planes que el Señor tiene para nosotros. 

El Padre Dios piensa y desea lo mejor para cada uno de sus hijos, hombres y mujeres. Dios sueña con lo mejor para la humanidad, sueña lo mejor para ella, ofrece lo mejor, da lo mejor desde antes de la creación del mundo. (Is. 49, 16) Estamos en el corazón de Él, y tatuados en la palma de su mano.

Para reflexionar

Leer Ef. 1, 3-14.

Subrayar los verbos que expresan la acción del Padre y aplicarla a tu propia vida.

¿Qué hace el Espíritu Santo?

Un proyecto de vida personal que quiera dar respuesta al proyecto de Dios debe tener como objetivos principales: vivir como un elegido de Dios y tender siempre a la santidad. ¿Qué implican estas realidades en tu vida?

La santidad significa diferencia y distinción, compromiso y servicio. En tu proyecto de vida, ¿cómo aplicarías estas afirmaciones? Recuerda que implica todas las áreas de tu vida (personal, hogar, familia, crecimiento espiritual, formación, salud, recreación, comunidad, ministerio y sociedad, recreación, área laboral, etc.)

Bibliografía

El plan de Dios y proyecto humano, P. Carlos G. Álvarez. Cjm. Bogotá, Julio de 2000.