FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO

MINISTERIO DE PREDICADORES - GUÍA DE PREDICACIÓN

Abril 23 – 2014

¿ES TU FE, UNA FE ALEGRE?

Hebreos 1,9

Objetivo:

Renovar en el creyente la alegría del primer anuncio y ofrecer a los tibios o no practicantes un mensaje renovado cuyo centro y esencia es siempre El Padre, que manifestó su amor inmenso al darnos a su Hijo amado que, con su muerte y resurrección nos dio la salvación.

Introducción:

Vivimos en un mundo con una oferta abrumadora de consumo que genera en el corazón un individualismo cómodo y avaro, además de una búsqueda enfermiza de placeres superficiales y una conciencia aislada. (EG 2. pg3) Corremos el riesgo entonces de caer en una tristeza casi permanente, porque en ese individualismo ya no hay espacio para los demás, sólo hay espacio para el que me pueda ser útil o traer algún beneficio. Muchas personas caen en ese aislamiento y se vuelven personas amargadas, resentidas, apagadas y para las cuales nunca, nada, es suficiente. No encuentran llenura para su corazón individualista y aislado.

Desarrollo:

Todo aquél que tiene un encuentro personal con Jesucristo, llena el corazón y la vida entera de alegría. Aquellos que se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza que trae el egoísmo, del vacío interior y del aislamiento.

Ya los libros del Antiguo Testamento nos preanunciban la alegría de la salvación que se volvería una realidad desbordante en los tiempos mesiánicos.

Veamos por ejemplo Isaías 9,1 “Los que vivían en tierra de sombras, una luz brilló sobre ellos. Acrecentaste el regocijo, hiciste grande la alegría. Alegría por tu presencia”

En 12,6 vemos como anima a los habitantes de sión a recibirlo entre cantos, de igual manera el mismo Isaías en 40,9 o 49,13 nos habla de la alegría por el mesías prometido.

Miremos también Zacarías 9,9 o Sofonías 3,17, quizá sea este el texto más vivificante y contagiador de alegría.

También el Nuevo Testamento nos trae mensajes de alegría en varios de sus pasajes, veamos sólo algunos ejemplos.

  • Alégrate es el saludo del Ángel del Señor a María. (Lc 1,28),
  •  La visita de María a su prima Isabel, hace que la criatura salte de alegría en el vientre de su madre. (Lc 1, 41)
  • En su canto, María proclama: “Mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador” (Lc 1,47)
  • El evangelio de Juan nos deja muchos pasajes de alegría: 3,29- 15,11- 16,20
  • El mismo Jesús nos habla de su alegría (Lc 10,21)

Estos son sólo algunos de los pasajes que nos hablan de la alegría de creer en Dios, en su amor por nosotros, en su fidelidad, en su Paternidad permanente que nos sostiene.

Sin embargo, hay cristianos cuya opción parece ser la de una cuaresma sin pascua, (EG 6.Pg 7) viven con un cristo crucificado y crucificada mantienen su esperanza.

Reconocemos que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Pero en aquél que ha tenido un encuentro con Jesucristo vivo la alegría se adapta, se transforma y siempre permanece, al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado,(EG, 3. pg 7) más allá de todo, incluso, más allá de la forma como cada uno de nosotros cree que debería ser amado.

Se comprende a las personas que tienden a la tristeza por graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, (EG 6, pg 7)aún en medio de las mayores dificultades, porque el amor del Señor es eterno, día tras día se renueva.

Romanos 8,28 nos ayuda a recordar que: en todas las cosas interviene Dios para bien de los que le aman”  Todo lo que el Señor permite tiene un propósito salvífico.

Es necesario pues, un corazón creyente, sencillo y desprendido para que ese gozo sea permanente. Se hace necesario también reconocer que la sociedad tecnológica ha multiplicado las ocasiones de placer pasajero, pero encuentra muy, muy difícil engendrar alegría, (EG 3, pg4) una alegría que permanezca, una alegría que bebe en la fuente del amor de Dios que se nos manifestó en su Hijo Jesucristo.

Recordemos las palabras de Benedicto XVI que nos remiten al centro del Evangelio “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con una Persona que da sentido, un nuevo horizonte a la vida y con ello una orientación decisiva”, es decir un norte claro y una clara certeza de para dónde vamos.

Por eso en este momento te estamos invitando a renovar tu entrega personal a Jesucristo. No debe existir ninguna razón para que alguien piense que esta invitación no es para él porque Él no hace acepción de personas, todos estamos incluidos en esos brazos abiertos del Señor en la cruz.

Al que se arriesga el Señor no lo defrauda y al que da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que él ya esperaba su llegada con sus brazos abiertos. (EG 3.pg 4)

Puedes decirle: Señor, me he dejado engañar de mil maneras, me he escapado de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Reconozco que te necesito, Señor.

Conclusión:

Sólo gracias al encuentro con Jesucristo, con el amor de Dios, somos rescatados de nuestro individualismo, de nuestra conciencia aislada. Sólo llegamos a ser plenamente humanos cuando le permitimos a Dios que nos lleve más allá de nosotros mismos, que nos saque de esa “vida interior” que se cierra en los propios intereses. Es ahí cuando podemos empezar a sentir el amor infinito con que somos amados por Él y esa será la fuente de nuestra alegría. Allí está el manantial de la acción evangelizadora, porque si alguien ha acogido ese amor que le devuelve el sentido a la vida no puede contener el deseo de comunicarlo a otros, de contagiar a otros de esa alegría de creer.

Taller:

¿Es tu fe una fe alegre que antoja a los demás?

¿Cómo estás alimentando tu fe?

 

Bibliografía

EVANGELII GAUDIUM. Papa francisco

BIBLIA DE JERUSALÉN