COMUNIDAD HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO
GUÍA DE PREDICACIÓN

AGOSTO 3 -  2016

FIDELIDAD A TODA PRUEBA

Texto base: Mt. 27

Objetivo

Conocer la vida del Maestro para vivir  en su amor, buscando la reconciliación con El y con el prójimo  cumpliendo  fielmente sus mandatos preceptos y leyes, como la única razón de verdad que confirme la auténtica  fidelidad al Señor.

“Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16)

Introducción

A lo largo del capítulo 27 del  evangelio de Mateo se narra y destaca el amor  y la fidelidad de Jesús con su Padre y al mismo tiempo la entrega de su vida hasta la muerte de cruz por obediencia y amor a nosotros.

Cuando se habla de fidelidad se admite la existencia de un compromiso contraído por dos partes, compromiso que lleva a la consolidación  de  una amistad verdadera. Se hablará  de la relación recíproca fiel y leal de  La Fuente de todo Bien con el ser humano.

“Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos, vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando” Jn. 15, 13,14.

Esta fidelidad que enseña el Maestro es la fuerza y seguridad que debe permanecer en el corazón del creyente para vivir y reinar con El, es cumplir el nuevo mandamiento que narra Jn. 13, 34.

Desarrollo

Al estudiar esta parte del evangelio de Mateo, en ningún momento se ve fidelidad al Maestro, sometido a toda ignominia,  desconocido por el pueblo, vendido por Judas, negado por Pedro, juzgado por Pilato y el sanedrín, coronado de espinas, sometido a burlas y desprecios, golpeado con una violencia sin precedentes y crucificado. Vale la pena hacer un alto y analizar en este retrato de la vida del Maestro ¿dónde se dio el más mínimo gesto de fidelidad?

Por eso hoy es el llamado a Los fieles de Cristo, a sus discípulos, a los que tienen fe, a los servidores, a poner empeño y practicar las virtudes naturales de lealtad y buena fe que caracteriza a los que son movidos por el Espíritu Santo (Gal.5,22) (cf. Gál 5,22)

En la nueva alianza esta fidelidad tiene una alma, que es el *amor; y viceversa la fidelidad es la prueba del amor autentico. Jesús insiste en este punto “Permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor,  como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” J. 15, 9-10.

Otra manera de permanecer fiel al Maestro: es preciso  tomar la cruz o sea aquella responsabilidad, aquel desacomodo, aquella humillación, la cruz de la honestidad y de la rectitud de conciencia, de la práctica de la virtud. Es necesario buscar  la perfección. “Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre Celestial.” Mt. 5, 48.

A esta fidelidad  le  está reservada la recompensa de tener parte en el gozo del Señor. Mt. 25, 23. Esta fidelidad exige una lucha contra el maligno, que requiere vigilancia mediante la oración, la firmeza en el evangelio, una fe bien cimentada, es decir un cotidiano crecimiento espiritual, teniendo en cuenta que la fidelidad al Maestro se hace más robusta más visible  en los momentos importantes y pequeños de la propia vida y la de los demás.

Por lo tanto esa parte esencial del amor que es la fidelidad debe ser parte vital en la existencia del cristiano, pues por la fidelidad del Señor hemos sido salvados, libres, reconciliados. Así que con esa misma entrega y donación se debe atender al hermano, si Jesús murió en la cruz por amor, por el bien de todo ser humano; es preciso que quien ha recibido ésta Gracia, la entregue al prójimo con la misma fidelidad y amor muchas veces llegando al mismo dolor y renuncia de sí mismo al Estilo de Jesucristo.

Para nadie es indiferente lo que sucedió a Jesús; por este acontecimiento se dio origen a la comunidad de seres vivos, una comunidad  itinerante donde Jesús es el Santo y los hombres pecadores necesitados de santificación.  El Santificador y los santificados son hermanos  desde la eternidad. Se vive la verdadera fidelidad.

Jesús no se avergüenza de llamarnos hermanos a pesar de toda la maldad, de toda suciedad, de todo pecado. Así con esta misma fidelidad, el cristiano no se puede avergonzar, ni rechazar al hermano que de una manera u otra llegara a caer en la tentación del pecado. Cfr.Lc. 6, 36, 38.

Conclusiones

Taller

  1. ¿Qué significa para ti la fidelidad al Maestro?
  2. ¿Haz realizado algún acto de fidelidad a Dios con la persona que te ha despreciado?

Bibliografía