FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO

GUÍA DE PREDICACIÓN PARA FAMILIAS

Junio 28 – 2017

FAMILIA RECONCILIADA: ESCUELA DE SERVICIO, PAZ Y PERDÓN.

(Lc 15,11-32)

Objetivo:

Reconocer que la familia es el primer vínculo del que formamos parte toda una vida. Por tal motivo debemos trabajar en ella permanentemente, cultivando el amor, la afectividad y el perdón, para que este vínculo permanezca y dé frutos de amor, paz y solidaridad.

Desarrollo:

La familia tiene la tarea de hacernos sentir seguros, protegidos, nos debe proveer identidad y dar sentido de pertenencia. Es nuestra familia la que, al enfrentarnos a momentos difíciles permanece con nosotros a través del tiempo.

A pesar de esto, es difícil estar todos de acuerdo siempre en el núcleo familiar, aunque hay que reconocer que es precisamente allí en donde aprendemos a querernos y respetarnos, aunque seamos de diferentes temperamentos y discrepemos en algunas cosas, esto puede llevarnos a tener relaciones familiares más profundas. Aprendemos a volvernos más sensibles, tolerantes y reconciliadores.

El desafío

Es natural que como familia tengamos diferencias y entremos en conflicto; El desafío consiste en aprender a relacionarnos a partir de la aceptación, el respeto y el perdón mutuo. La seguridad de que la familia es indisoluble, nos permite tener diferencias, mientras se mantiene intacta la línea del respeto y del amor incondicional. Esto crea cimientos de seguridad y confianza para cada miembro de la familia.

Restableciendo la unidad.

Pero, ¿cómo seguir unidos si existe el rencor, la falta de perdón, la ira, los celos, o el resentimiento o el distanciamiento hacia algún miembro de la familia? Con frecuencia, son nuestros seres queridos los que nos hacen sentir frustrados y desilusionados. El secreto siempre será reaccionar compasivamente hacia quien nos ha herido, tal cual reaccionó el Padre misericordioso con ese hijo que le produjo tanto dolor y desilusión y aún con el hijo mayor, preso de la envidia.

No debemos esperar que cada persona se convierta en el ser que nosotros creemos que deberían ser o que reaccionen como nosotros queremos, ni que se comporten como a nosotros nos parece, esto sería falta de respeto con el otro. “Podemos y debemos transformar nuestra familia en el mejor entorno para aprender y practicar la cultura del perdón, la paz y la reconciliación”. (Papa Francisco en el mensaje a los obispos de Lesoto y Namibia)

Sabemos que a pesar del gran amor que tenemos por nuestra familia, muchas veces, se nos hace difícil perdonar, sobre todo cuando han despreciado nuestro amos y cuidado. Buscamos pretextos y justificaciones para no perdonar, sin embargo, debemos tomar la decisión de perdonar, como un acto de la voluntad, aún sin sentir el deseo de hacerlo, incluso cuando sintamos que la otra persona no lo merece, porque sin perdón morimos por dentro, con él, aunque el recuerdo siga adentro, con la ayuda misericordiosa del Padre que nos ama, podremos pasar la página y comenzar a escribir en una hoja nueva mirando hacia adelante con esperanza.

Anidar el rechazo en el corazón, es letal para la familia. Trae aislamiento, amargura y distanciamiento; es empezar a sacar al Espíritu Santo de la vida familiar, ya que es Él el que hace la unidad. Por eso es a ese Espíritu divino al que tenemos que pegarnos y rogarle para que nos llene de su perdón y de su misericordia para poder perdonar a quien nos ha herido tan profundamente. Sin perdón no hay esperanza para la reconciliación. El Espíritu de Dios nos llenará de humildad y de fuerza interior para perdonar, liberando así el camino para la reconciliación.

¿Cómo hacerlo?

El Espíritu te guiará y te dará la fortaleza para renunciar al “derecho” de tomar venganza, juzgar y señalar. Al hacerlo nos sentiremos libres y habremos aumentado nuestra capacidad de amar como Dios nos ama.

El perdón es un proceso y la señal más contundente de que este proceso ha dado fruto es cuando un día nos sorprendan los recuerdos de lo ocurrido y ya no experimentemos dolor.

 

Conclusión:

La familia será escuela de servicio paz y perdón, cuando ante las ofensas busque afanosamente la reconciliación y la unidad por medio del perdón. Será la única forma de amar y restituir lo perdido, de lo contrario reinará aquél que divide, el rey del engaño, de la justificación y del enojo; no habrá armonía ni reencuentro en esa familia. El perdón es la única forma de ser libre de la amargura y del dolor que nos corroe por dentro.

La familia debe ser el lugar confiable por excelencia donde cada miembro pueda expresar su forma de pensar o de sentir, donde pueda expresar amor y se respete su individualidad y dignidad, donde se procure y se potencie el desarrollo integral de cada miembro en particular.

 

Taller:

  • ¿Hay distanciamiento entre los miembros de tu familia?
  • ¿Puedes recordar un hecho que te haya herido en familia y las acciones que tomaste para perdonar?
  • ¿Es tu familia territorio de paz y reconciliación?

 

Bibliografía:

Cartilla de la conferencia Episcopal de Colombia, Departamento de Matrimonio y Familia. Semana por la Familia 2017