FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO

GUÍA DE PREDICACIÓN

Julio 5 - 2017

Prioridades para ser discípulo misionero de Jesús

Texto base: Hch 8, 26-40

OBJETIVO

Comprender las prioridades para ser discípulo misionero de la persona de Jesús, dejando actuar el Espíritu Santo, motor que impulsa a compartir la maravillosa obra de Dios con el fin de comunicar el mensaje de la salvación, camino de felicidad para toda la humanidad.

INTRODUCCIÓN

El Espíritu de Dios que se mueve dentro del corazón de todos nosotros, realiza sorprendentes obras cuando le damos apertura para que actúe libremente. De esta manera, El Espíritu obra maravillosamente guiando el camino de nuestra vida, pero también nos dirige para comunicar el mensaje de la salvación, como posibilidad para desarrollar el ser discípulos misioneros de Jesucristo (Cf. Hch 8, 26-40). El texto bíblico muestra cómo la conversión de un etíope reviste gran importancia, no sólo por el anuncio de la palabra a una región de raza negra, sino que muestra cómo el Evangelio supera las fronteras de la raza, las costumbres, y las esclavitudes originadas por las diferentes clases sociales, dando acogida a todos, comenzando por los más marginados. Es decir, que el actuar divino del Espíritu Santo a través de Felipe busca que todas las personas conozcan, experimenten y vivan adecuadamente la presencia de un Jesús vivo y resucitado.

CONTENIDO

Basados en el texto de Hch 8,26-40 descubrimos una escala de prioridades y acciones importantes para ser discípulo verdadero de Jesucristo.

a.     Escuchar: v.v. 26: Lo primero que nosotros debemos hacer si queremos ser discípulos misioneros de Jesús es escucharlo a él. Escucharlo para poder así conocer su santa voluntad y hacer las cosas según como él quiere y no como nosotros queremos.                                                                                                                           

¿Cómo podremos escucharlo?

b.     Acción inmediata (ir al encuentro de las personas): v.v.27: cuando nosotros escuchamos la voz de Dios y discernimos cuál es su voluntad, nuestra respuesta debe ser inmediata y comprometida hasta cumplir con el envío que nos fue asignado y llevarlo a su feliz término. Esto es docilidad al Espíritu Santo.

c.      Dejarse guiar por el Espíritu (V.v. 29). La actitud de Felipe fue dejarse guiar por el Espíritu. El apóstol no entendía bien lo que estaba sucediendo, sin embargo sus limitaciones no fueron impedimento para obedecer y actuar hacia donde el Espíritu lo guiaba (cf. v.v. 30).

d.     Acercarse y acompañar (v.v.31): Mostrar interés por las personas sin observar sus condiciones, razas o costumbres es uno de los primeros pasos para superar todo prejuicio de diferencia social, cultural y espiritual. Es un acto de acompañamiento para ayudar a crecer y avanzar hacia la unidad del amor, fortaleciendo los valores de la solidaridad y la generosidad.

e.     Enseñar la Buena Noticia(v.v. 32-34): Son muchas las personas que han tenido en sus manos una Biblia con el ánimo de leerla; sin embargo, son muy pocas las que han logrado entenderla y hacerla vida en su existencia cotidiana quedándose como el eunuco: ¿Cómo voy a entender si no hay nadie que me explique? De esta manera, una de las actitudes del discípulo misionero es explicar las escrituras; en efecto, es muy importante la lectura y la formación constante en la palabra de Dios, pues provocará mucha alegría a otros, ya que dará luz para comprender el misterio maravilloso de Dios.

f.       Leer la Palabra de Dios en comunión con otras personas: El pasaje bíblico que lee el etíope, es uno de los textos preferidos por los primeros cristianos, pues en él se resumía y se comprendía a la persona de Jesús. Sin embargo, Felipe no se queda con lo obvio, es decir con lo que estaba literalmente escrito allí. Aunque es muy importante, el apóstol ahonda un poco más y enseña al etíope cómo seguir a la persona de Jesús y cómo ser compromiso para practicar lo que él enseñó. Todo sin forzar, sólo buscando un verdadero encuentro con Jesucristo.

g.     Consecuencias de actuar guiado por el Espíritu(v.v. 36-38): El eunuco pide ser bautizado. Es importante que este acto no se vea solamente como un ritual o una costumbre religiosa, sino como la acción dada desde la decisión de estar permanentemente en el proyecto maravilloso de Dios. El estar sumergido, metido en las aguas de Dios, es poder desarrollar con eficacia el tesoro del amor, de la esperanza de la fe, con libertad y haciendo posible que los demás también sean libres para liberar. De esta manera, el bautismo será el sello de una adhesión a la persona de Jesús, pero también el compromiso de ser discípulo misionero donde se acaban los prejuicios y los límites para cualquier relación humana. Dicho de otra manera, al estar sumergido en el Amor de Dios, no solo se es libre, sino que también se abre la puerta a todas las personas sin discriminar a nadie.

h.     El comienzo de una vida nueva(v.v. 39-40): La segunda consecuencia que se produce por la explicación de la palabra de Dios es tener una vida nueva. Felipe es arrebatado por el Espíritu, como un signo de que ha acabado su misión. El apóstol no introdujo al etíope en una institución o en una estructura religiosa particular, sino que su tarea era sembrar la semilla de la vida. Lo otro es decisión del etíope, que convencido de lo que ha recibido se pone en la tarea de desarrollar y extender lo aprendido a otros. Es decir, que las semillas se convertirán en grandes árboles, que seguramente y por naturaleza darán muchos frutos. Felipe, por su parte será enviado a otro lugar para continuar evangelizando y llenado de alegría a otros corazones.

CONCLUSIONES

  1. La palabra de Dios nos invita a dejarnos guiar por el Espíritu para que, movidos por su poder y su gloria, compartamos con los demás la maravillosa alegría de ser misioneros de Jesús sin importar la raza ni el conocimiento de las personas y que el mensaje de la salvación llegue a los confines de la tierra.
  2. La prioridad del discípulo misionero conduce hacia la libertad y a la nueva vida.
  3. Ayudar a entrar en el camino del Señor a las personas, es principio del valor de la solidaridad.

TALLER

  1. ¿Has dejado que el Espíritu Santo te dirija y que actué en ti? ¿Cómo lo corroboras?
  2. ¿Crees que le impregnas el gozo y la alegría a las personas con quien compartes? ¿Si no es así, qué estaría faltando?

 

BIBLIOGRAFÍA