Fundación Hombres y Mujeres de Futuro
Guía de Predicación

Noviembre 1 - 2017

ESTRATEGIAS PARA CRECER EN LA MISIÓN

Ap. 10, 8-11

 

Conocer las estrategias que se deben vivir como discípulos misioneros para crecer en la misión que Jesús nos ha encomendado, adhiriendo más hombres y mujeres en el camino del Señor.

En el contexto actual en que nos encontramos, cada vez se hace más urgente la Evangelización; como bautizados estamos llamados a anunciar la Buena Noticia de Jesucristo como Nuestro Señor y Salvador. A través del contenido de esta guía de predicación encontraremos las estrategias para crecer en esta misión

El pasaje bíblico que vamos a estudiar, se encuentra en Apocalipsis, el último libro de la Biblia, llamado el libro de la Revelación, de la Esperanza.  Un libro muy hermoso porque es la declaración del amor infinito de Dios, Creador de todo el Universo, el Padre amoroso y protector que nos ha ofrecido su amor y perdón por medio de su Hijo Jesucristo.

El pasaje en donde nos vamos a detener (Ap. 10, 8-11), es una invitación a recibir la Palabra de Dios, para saborearla, encarnarla y entregarla en la misión. Es la estrategia más eficaz para crecer en el llamado a la misión de profesar nuestra fe a través de las Escrituras.

Ante la necesidad que hay de “ir a todas las gentes” para anunciar el mensaje de la Salvación en Jesucristo, vemos oportuno adquirir herramientas que nos permitan realizar esta misión. Veamos cuáles son las estrategias para crecer en la misión y cómo podemos ser canales de bendición para muchas personas, a través de la Palabra de Dios. Miremos las estrategias que el texto apocalíptico nos propone:

1.    RECIBIR LA PALABRA DE DIOS (vv.10) Juan recibe la orden que viene de Jesucristo, tomar de la mano del ángel el libro. Este es el primer acercamiento a la Escritura, recibir la Palabra de Dios, acercarnos a ella, comenzar a leerla, estudiarla, meditarla y orarla.

Cuando empezamos a leerla, nuestra vida se va transformando, como dice Heb. 4, 12 “Porque la Palabra de Dios tiene vida y poder. Es más cortante que cualquier espada de dos filos y penetra hasta lo más profundo del alma y el espíritu, hasta lo más íntimo de la persona…”, para sanarlo y liberarlo. A medida que se adentra en la lectura, vamos conociendo el amor de Dios a través de su Hijo Jesucristo. Adquirimos conocimiento, sabiduría, discernimiento, podremos conocer la voluntad de Dios para nuestras vidas. Vale la pena que nos preguntemos ¿qué tanto tiempo le estamos dedicando a la lectura de la Biblia? ¿La estudiamos? ¿Profundizamos su contenido?

2.    SABOREAR Y ENCARNAR LA PALABRA DE DIOS (vv 9-10) “toma y cómetelo” cuando Juan lo come a su boca es dulce, pero se le amarga en el vientre, porque así es la Palabra del Señor, mientras hablamos de ella la saboreamos, pero cuando debemos ponerla en práctica allí es donde nos duele y nos amarga, porque nos limpia por dentro, es como un purgante que limpia por dentro y quita la suciedad del corazón, nos cuestiona en el comportamiento consigo mismo, con los demás y con Dios. La Palabra de Dios busca la limpieza del interior del hombre y la mujer.

Necesitamos alimentarnos de la Palabra de Dios diariamente, para ganar las batallas espirituales que tenemos que enfrentar. Cuando me alimento de la Palabra de Dios, quiero seguir alimentándome más y más. Entre más la pruebo veo lo bueno que es Dios, y más quiero saber y conocer de Él.

3.    DESARROLLAR LA MISIÓN (vv. 11). Lo que se recibe de parte de Dios (cf. vv. 8), se desarrolla en la práctica comunitaria y social en el mundo. Así como Juan fue enviado a profetizar a muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes, hoy también es una tarea que todo bautizado está llamado a ejercer. Ya que esta “gracia” nos la concede el sacramento del Bautismo para que la Palabra de Dios cumpla su misión de hacer discípulos misioneros que anuncien, proclamen a la persona de Jesucristo por todo el mundo.

Muchos hombres y mujeres viven en la oscuridad, desesperadas, agobiadas por los problemas, creen que los cielos se han cerrado para sus vidas. Quien ha tenido un encuentro personal con Jesucristo, descubre las maravillas de Dios y se hace consiente que Dios lo necesita para ser su “profeta”.

Un profeta es un hombre y una mujer llamado por Dios para ser su representante aquí en la tierra, cuando un profeta habla en nombre de Dios, es como si Dios mismo estuviera hablando, el profeta es un testigo de Cristo, que da testimonio de su obrar y que enseña su Evangelio. El profeta interpreta y enseña la Palabra de Dios, invita al arrepentimiento y revela el plan de Dios para la humanidad, es una persona que se deja guiar por el Espíritu Santo.

Ser profeta hoy en día implica entrar en el camino de la libertad, de la paz, de la alegría, del amor y la fraternidad. Seguros de que Dios siempre estará con nosotros hasta el final (Mt 28, 20), no hay que temer, hay que arriesgarnos a ser profetas de la esperanza, en medio de un mundo incrédulo y superficial. (Cfr. Jer 1, 4-10)

1.    ¿Qué cambios necesitas hacer en tu vida para nutrirte más de la Palabra de Dios?

2.    Cuando lees las Escrituras ¿Qué cambios has visto en tu vida?

3.    ¿Qué pasos en concreto vas dar para ser un discípulo misionero, profeta en tu diario vivir?

- Biblia Jerusalén y Dios Habla Hoy

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