OBRA SOCIAL PRO ADULTOS MAYORES

TALLER DE SANACIÓN INTERIOR

“No me desprecies cuando ya sea viejo, no me abandones cuando ya no tenga fuerzas” (Sal. 71, 9)Es el clamor que muchos de nuestros abuelos hacen hoy en día a sus hijos, familiares, amigos y hasta el mismo Dios.

Lastimosamente, cuando se llega a esta etapa a la que conocemos con el nombre de Adulto Mayor, se experimenta una vida de soledad, enfermedad, abandono, incapacidad, afectando de tal manera, su integridad personal, emocional y espiritual, a tal punto, que el corazón se llena de amargura, rencor, desosiego, tristeza y temor.

La forma de vida y las condiciones como muchos de nuestros abuelos viven en Colombia y especialmente en Bogotá, ha suscitado en el corazón de los misioneros de la Comunidad Hombres y Mujeres de Futuro de la Sede Sur el deseo por llevarles una voz de esperanza y consuelo, a estas maravillosas personas que un día lo entregaron todo por sacar adelante a sus hijos y familias.

Convencidos de que el Señor Jesús “es el que perdona todas mis culpas, quien sana todas mis enfermedades, quien libra mi vida del sepulcro, quien me colma de amor y ternura, quien me satisface con todo lo mejor y me rejuvenece como un águila” (Sal. 103, 3-5) nos hemos lanzado desde los finales del año 2012, en una campaña de OBRA SOCIAL EN PRO DEL ADULTO MAYOR, una maravillosa oportunidad para llevarles a nuestros viejos cariño, apoyo material y sobre todo el Evangelio, a través de la Sanación Interior.

La Sanación Interior es como un huerto, donde el huerto es nuestro corazón, allí crecen muchas hierbas malas, plantas inútiles que tienen frutos venenosos  (odio, desprecio, violencia, amargura, etc.) Jesús es el jardinero, el que cuida de ese huerto y quiere que allí abunden las plantas buenas y útiles, busca que este huerto de Gloria a Dios y que agrade al verlo.  

Cuando una persona se acerca a Dios con un corazón humilde, Él lo escucha, lo libra de sus angustias y le da una nueva vida. Aunque hayan pasado muchos años, aunque se piense que ya se está a las puertas de la muerte, siempre hay una esperanza. Y esta es la motivación para que nuestros abuelos terminen su camino con un corazón sano, lleno de paz y gozo en el Señor.