Hoy vi caer una hoja amarilla en el caudal del río  que baja de la sierra Nevada de Santa Marta, contemplándola ir al vaivén del agua, bordeando las piedras grandes y sobrepasando la multitud de piedras pequeñas iba tan libre, en un rumbo incierto, con torbellinos que la hacían danzar en una y otra dirección, pero siempre en la dirección que llevaba el agua cristalina que fluía suavemente.

Fue fantástico sentir que así como la hoja se dejaba llevar libremente por el agua, así mismo nos vemos cuando nos dejamos conducir por el Espíritu, caemos como fruto maduro, en su  senda y nos empieza a llevar por rumbos desconocidos  y a veces sorprendentes, caminos llenos de certeza y gracia.

Me pregunto en ésta hora de la historia personal, ¿que nos faltará para soltarnos mas en el Espíritu y dejarnos conducir como esa hoja llevada por el agua?, ¿que nos faltará aún para que el Espíritu Santo pueda hacer las obras que realmente quiere hacer por medio de nosotros?

 Es muy posible que nos falte una oración más contemplativa o quizás mas tiempos de quietud para que Jesús por medio de su Espíritu nos hable al corazón, he experimentado que cuando aquieto mi cuerpo y dedico largos ratos a escudriñar la Palabra y luego un buen tiempo de soledad silenciosa y contemplativa, mis ideas se aclaran, empiezo a experimentar un amor tan grande de Dios por mi, que me quedo extasiada contemplando su corazón y escuchando en silencio, esas palabras dulces que emanan de trono glorioso, donde solamente hay cánticos celestiales y un clima de inmensa ternura.

Esos momentos tengo que lucharlos, porque hay tantas ocupaciones y tanto acelere en el mundo de hoy, que necesitamos sumergirnos cada día más, cuando no me sumerjo, quedo en la superficie y siento que pierdo el horizonte, que me desgasto en cosas que no me traen plenitud.

Tomemos decisiones acertadas, los mejores tiempos, son los tiempos con el Señor, los mejores tiempos son los tiempos de docilidad al Espíritu, los mejores tiempos son tiempos contemplativos, profundos y llenos de su gracia.

Busca los mejores tiempos en el Espíritu y déjate conducir por Él, déjate conducir al vaivén de su movimiento suave y delicado, como esa hoja que baja libre en el raudal del rio.