¿Quién debe dar la enseñanza?
De la Revista KOINONIA, Barcelona, mayo - junio de 1978.
Su autor, Meter S. Williamson, es uno de los directores de la Revista "Pastoral Renewal".
Las Escrituras hablan del que da la enseñanza.
Santiago escribe:"No os hagáis maestros muchos de vosotros, hermanos, sabiendo que nosotros tendremos un juicio más severo" (Stg 3, 1). En la Epístola a los efesios 4, 11 se presentan vinculados los dones de los pastores y los maestros. En la primera de Timoteo 3, 2 Pablo escribe las cualidades para gobernar la Iglesia, y uno de los pocos requisitos que se refieren a la habilidad más que al carácter es que el candidato sea "apto para enseñar".
En otros muchos pasajes del Nuevo Testamento van asociadas a las cualidades del "anciano" y las del maestro.
O sea, que es el pastor que verdaderamente cuida de la vida de los hermanos el que da la enseñanza sobre la manera de vivir cada día como cristiano.
Los líderes pastorales que viven sinceramente en contacto con la vida de aquellos de quienes cuidan son los que pueden tomar en consideración las necesidades de los hermanos, sus fuerzas y sus debilidades y todas sus circunstancias. Lo suyo es que aquellos que tienen la responsabilidad de los cristianos de un grupo sean los que enseñen como deben vivir, la vida cristiana. Ellos se hallan en posición privilegiada para discernir que cosas se han de tener prioridad, y como hay que llevar a los miembros del grupo a través de todos los cambios. Son también los únicos que tendrán que enfrentarse a las consecuencias de su enseñanza.
Los escritores del Nuevo Testamento subrayan el carácter de los que pastorean y enseñan (Tm 3, 1-7; Tit 1, 5-9).
Los maestros deben de dar el ejemplo de la instrucción que dan; son personas que saben gobernar su propia casa (1 Tm 3, 4). No basta que una persona tenga excelentes conocimientos de la Escritura, que sepa hablar muy bien, o que posea abundante ciencia teológica. Todo esto son ventajas, pero lo que realmente se necesita es que la persona sea madura en vivir la vida cristiana y sepa comunicar a los demás lo que él ha aprendido.
El Nuevo Testamento habla también de los diversos dones espirituales que se relacionan con la enseñanza. La "palabra sabiduría" que menciona 1 Co 12, 8 seguramente se refiere a la capacidad de enseñar sobre cómo hemos de vivir la "palabra de conocimiento" puede ser sobre la enseñanza del dogma. Al escoger a los que han de enseñar debemos fijarnos en aquellos a quienes el Señor ha dado dones. Al dar la enseñanza tenemos que desear y orar para recibir la ayuda del Espíritu.
Dentro de un contexto pastoral
Para poder enseñar, el líder pastor no solo debe poseer cualidades personales. También tiene que encontrarse en una forma de relación con aquellos de los que él cuida, de manera que puedan recibir su enseñanza. Tienen que respetar y fiarse de su pastor, y mirarle como quien puede enseñarles sobre el Señor y sobre una abundante vida cristiana. Esta relación es necesaria, tanto si la enseñanza se da de persona a persona, como si va dirigida a todo un grupo.
Aquellos que la reciben deben anhelar crecer en el Señor y estar dispuestos a pagar el precio del cambio. Muchos grupos cristianos no están preparados para dar enseñanza sobre cómo hay que vivir porque les falta algo fundamental en su relación con Dios. Más que la enseñanza, lo que necesitan es evangelización.
Allí donde las personas lo deseen será muy conveniente vincular la enseñanza con algún compromiso concreto. Por ejemplo, a los matrimonios que reciban enseñanza sobre la vida de familia se les podría pedir que dediquen una hora cada semana a hablar sobre los temas que se han ofrecido.
Es muy distinto si da la enseñanza a personas que viven una relación estrecha y comprometida de unos para con otros. En este caso, el líder pastor sabe que se prestarán ayuda unos a otros para vivir la enseñanza. Los líderes deben procurar estructuras pastorales que ayuden a todos a asimilar la enseñanza; la meta del maestro no ha de ser dar buena enseñanza, sino cambiar las vidas de las personas.
Un plan completo
Los cristianos han de aprender lo que Dios quiere en cada área de su vida. Los líderes deben desarrollar un curso completo de enseñanza cristiana que incluya las relaciones familiares, las relaciones con cristianos y con las personas que no pertenecen a la comunidad cristiana, el dinero, la forma de hablar, el uso del tiempo, y otros muchos temas.
Por su puesto, es posible que en un momento determinado los hermanos necesiten una parte de todo el plan de enseñanza. Pero nosotros los líderes pastorales hemos de tener una visión y comprensión lo más amplia posible del modo como Dios quiere que vivamos los cristianos, y luego, sobre la marcha debemos enseñar todo lo que podamos. Los nuevos que acaban de convertirse necesitan una presentación sistemática de los fundamentos de la vida cristiana. Gentes han estado viviendo largo tiempo en la Iglesia, no precisamente los cristianos de nombre, sino fervientes, saben mucho sobre algunos puntos del mensaje cristiano, pero no saben mucho sobre la manera de vivir como cristianos.
Los líderes pastorales que empiezan a impartir enseñanza práctica sobre la vida cristiana deben considerar cuáles son sus prioridades. ¿Necesitan instrucción sobre el crecimiento las personas de las que ellos cuidan? ¿Responden verdaderamente a sus responsabilidades diarias? ¿Cómo actúan con aquellas personas con las que más estrechamente se relacionan, especialmente sus familiares? ¿Existen áreas problemáticas que constantemente están apareciendo en las entrevistas? ¿Qué aspectos más necesitados de enseñanza suele mencionar la gente?
Un enfoque práctico
La meta de la enseñanza sobre la vida cristiana debe ser la que configure la forma de presentarla. La meta no es primariamente motivar o inspirar, o comunicar una visión teológica, u ofrecer exégesis bíblica. Se trata de dar instrucciones claras que se pueden llevar a la práctica.
Por esta razón la enseñanza debe ser rica en ejemplos tomados de la vida diaria. Es de una gran utilidad si el líder pastoral sabe compartir con los que le escuchan ciertos ejemplos, tomados de la propia experiencia, sobre la forma de cumplir la enseñanza del Señor.
Compartir en los recursos disponibles
Finalmente, ningún líder pastoral debe tratar de poner en circulación su propia enseñanza cristiana, presentada en un plan completo y partiendo de cero. Cada uno puede poseer dones diferentes por lo que se refiere a la enseñanza y distintos matices en la comprensión de los diversos aspectos de la vida cristiana. Pero todos deben preocuparse principalmente por hallar fuentes fidedignas de la enseñanza que han de ofrecer a aquellos de los que cuidan.
No es tarea fácil saber seleccionar las fuentes de la enseñanza. Además de libros, disponemos de seminarios y de conocidos maestros que viajan por todo el país, así como de grupos que ofrecen enseñanza. Disponemos de sólida enseñanza cristiana relacionada con muchos aspectos de la vida diaria, aunque también puede haber chatarra inservible en circulación. Se necesita criterio para discernir buenas fuentes y buena enseñanza sobre la vida cristiana. Sin querer entrar en detalles, trataré de ofrecer algunos criterios que resumen lo dicho anteriormente.
- La enseñanza se ha de basar en la Escriturano solo evitando contradicción directa con la enseñanza de la Escritura sobre cómo hemos de vivir, sino procurando perfilar metas, la mentalidad y el enfoque desde la perspectiva de la Palabra de Dios.
- La enseñanza debe estar llena de sabiduría.A veces la enseñanza que se da es bíblica, pero falta una elemental sabiduría, humana y espiritual, al hacer su aplicación. Revisemos la enseñanza con preguntas cómo éstas ¿Es la enseñanza práctica? ¿Refleja una comprensión madura de la vida y de la forma como las personas funcionan? ¿Admite la necesidad de discernimiento y flexibilidad, o más bien presenta reglas y principios rígidos? ¿Comunica gracia y esperanza a los que la reciben o es más bien pesada?
- Respecto al maestro,¿lleva una vida cristiana que otros deben emular? Si la fuente de enseñanza es un grupo cristiano ¿ha contribuido el grupo a ayudar a las personas a conseguir una madurez cristiana en la manera de vivir?
- En cuanto sea posible, trataremos de evaluar los resultados de la enseñanza en las vidas de los que la han recibido. ¿Es bueno el fruto?
Al final del Sermón de la Montaña, Jesús dijo: "Todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre la roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y embistieron contra aquella casa; pero ella no se cayó, porque estaba cimentada sobre la roca" (Mt 7, 24-25).
Cuando el pueblo de Dios está viviendo la forma de vida que Dios quiere, los resultados son gloriosos: su pueblo es luz del mundo y sal de la tierra. ¡Dediquémonos a enseñar la forma de vida que el Señor nos ha enseñado!