Objetivo |
Aprender de la paciencia de Dios ante las circunstancias del bien y el mal que hay que enfrentar en la vida, para mantener una vigilancia activa y perseverante para que el Reino de Dios se instaure en el corazón de todas las personas en el mundo. Recordemos que la obra salvífica del Padre es universal.
INTRODUCCION
La segunda parábola de Mateo que habla de la “semilla”, nos coloca frente a una realidad frecuente que llevamos dentro y que se llama “la impaciencia”. El pasaje bíblico nos narra que un hombre sembró en el campo una semilla de trigo y que mientras estaba durmiendo el enemigo llego y sembró la cizaña, y las dos plantas crecieron juntas (v. 24-26). Esta parábola nos muestra dos contrastes que acontecen en el Reino de los Cielos, dos realidades opuestas, que al modo de ver de los discípulos no deberían suceder, ya que lo obvio seria arrancar la cizaña para que el trigo crezca de forma sana.
Sin embargo, aquí viene la enseñanza de Jesús a través de esta parábola, que no es solamente un cuento o una historia, sino la imagen de lo que sucede con la semilla que se siembra en el campo y que crece al lado de la mala hierba o cizaña, para mostrarnos como actúa Dios en el mundo, dicho de otra manera, es la manera de entender y vivir a Dios.
La parábola nos enseña que aquí en la tierra está mezclado el bien y el mal, y que esta convivencia continúa permanentemente, y esto no debe desanimar a sus discípulos, porque esta situación no dura para siempre. Algún día tendremos que dar cuentas a Dios de nuestros actos. Y mientras tanto, Dios espera pacientemente a que cada persona recapacite, cambie su vida y se convierta a Él, este proceso no se da de un día para otro, toma su tiempo y hay que esperar pacientemente.
Y es esta paciencia la que debemos tener con las personas que se mantienen en el pecado, hay que insistir, esperando y dando la oportunidad una y muchas veces quizás. Sin olvidar, que la cizaña no se arranca, porque tal vez nadie es completamente trigo (los santos se reconocían como pecadores), ni completamente cizaña (no hay nadie totalmente malo, que no tenga algo de bueno en el fondo de su corazón). En todo caso hay que examinarse constantemente y trabajar todos los días por la santidad.
CONCLUSION
Dios tiene confianza en nosotros, y esto es algo extraño, pues Dios confía y por eso espera pacientemente a que el hombre se convierta a Él. Y esta misma paciencia hay que cultivar en el corazón, especialmente, cuando vemos que algún familiar, amigo, o vecino, rechaza a Dios. Hay que seguir insistiendo y sembrando, sin desanimarnos, que algún día veremos el resultado de una gran conversión y transformación en la persona.
TALLER:
¿Hacemos diferencias entre los buenos y los malos? ¿Qué nos enseña esta parábola? ¿Qué implica la paciencia de Dios para aquellos que le hacen juego al mal?
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