FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO

Guía de predicación - Mayo 13 al 18 / 2024

CONOZCAMOS UNA MISERICORDIA SIN LÍMITE

Parábola del hijo pródigo: Lc 15,11-32

Objetivo

Hacernos cambiar la imagen que tenemos de Dios, profundizar en Su infinita misericordia, su comportamiento de amor extremo para con el pecador, para que comprendamos su alcance y sus efectos en nuestra convivencia y en nuestro trato con los demás, cuando nosotros, a imitación del Padre, tenemos actos de misericordia con todos.

Introducción

Las parábolas de la misericordia nos muestran el rostro hermoso de Dios que es Padre-Madre. Dios que se ocupa de nosotros permanentemente; estemos cerca de Él o lejos. Somos sus hijos y nos trata como tal.
Respeta nuestra libertad para hacer lo que nos parezca, pero queda siempre pendiente de nosotros.
El Padre nos muestra su misericordia para suscitar en nosotros la conversión permanente.

El Padre misericordioso

Este Padre es muy diferente de los padres terrenales. No reconviene al hijo, no lo hace reflexionar ante su solicitud, le concede lo que le pide (ojo con lo que pedimos) porque respeta su libertad. Este Padre del cielo permite a veces, cosas para nuestra propia conversión.

La parábola nos revela que no conocemos al Padre, aunque creamos que vivimos con Él. Ninguno de estos dos hijos conocían verdaderamente al Padre, aunque “vivian” con Él. Tienen una mala relación con el Papá. Este Papá nuestro ama la libertad de sus hijos, aunque la sufra.

Este Padre celestial tiene prisa en sanar nuestros corazones rotos, tiene mucha prisa en llenar nuestros vacíos y carencias por abrazos amorosos y acogedores, porque esos vacíos y carencias son la raíz del pecado. Por eso el Padre sale al encuentro del hijo pecador, perdido, y lo abraza y lo llena de besos y ni siquiera lo deja hablar, no le echa en cara nada. Este es el comportamiento de Dios con todos nosotros, pecadores, comportamiento inaudito para el hombre, impensable; pero ese el comportamiento que Él espera de nosotros con nuestros semejantes. (Así vengan cochinos, siguen siendo tus hermanos, hijos de tu Padre celestial)

Conclusión

No podemos quedarnos con la idea que tenemos de Dios. Tenemos que intensificar nuestra oración y contemplación para que crezcamos en el conocimiento de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, Él mismo nos dará la fuerza que necesitamos para ser tan misericordiosos como lo es Él.

Se recomienda escuchar con mucha atención la lectio Divina del padre Fidel Oñoro de Lucas 15, 1-3, 11-32

Taller

  1. ¿Qué aprendiste hoy del Padre de esta parábola?
  2. ¿Con cuál de los dos hijos te identificarías? ¿Con el que se fue de Su casa o con el que vivía con Él, pero aun así no le conocía?
  3. ¿Cuál de las actitudes de los tres personajes de la parábola te impactó más?