FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO
GUÍA DE PREDICACIÓN - Febrero 17 al 22 - 2025
¿QUIÉN ES TU DIOS?
Descubre el poder del primer Mandamiento de la Ley de Dios
MT.22, 35-40
Objetivo
Enfatizar en la importancia de amar y adorar a Dios, reconociéndolo como el único Señor, Creador y Soberano en la vida del ser humano.
Introducción
Qué gran sabiduría la de Dios al decirnos que amarlo a Él sobre todas las cosas debería ser nuestra Mayor preocupación. Debemos poner a Dios sobre todo lo demás de nuestra vida. Él debe ser el primero en nuestra escala de valores. Este amor a Dios dirigirá todos nuestros afectos, y los demás aspectos de nuestra vida deben pasar a un segundo plano. Él será quien dirija la forma de emplear nuestro tiempo, nuestros intereses y dará el orden correcto a nuestras prioridades.
Cuando amamos a Dios sobre todas las cosas evitamos apegos y adherencias que nos esclavizan (Ídolos). Este amor a Dios nos hará mucho más fácil el desprendernos de las cosas materiales, incluso de las personas a quienes amamos (Mt 10, 37), tal como lo declara en el primero de Sus Diez Mandamientos: “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20:3). Los “otros dioses” de hoy: El éxito, la riqueza, los placeres…
Desarrollo
El decálogo que Dios Yahvé entrego a Moisés fue aumentado por los fariseos hasta llegar a un total de 613 mandamientos, y su preocupación era que cada una de estas leyes se cumpliera al pie de la letra.
Jesús, quien vino a dar plenitud a la ley y, gracias a la pregunta hecha por un doctor de la ley: “Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?" Él le respondió: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente - Éste es el mayor y el primer mandamiento" (Mt.22, 37-38)
Amarás al Señor tu Dios
Jesús en el N. T. establece como el primero, el mayor, más grande e importante de los mandamientos el amar a Dios por sobre todo lo creado y lo une con el segundo que es amar al prójimo como a sí mismo, ya que no se puede pretender amar a Dios y odiar al prójimo.
Para Jesús no es un amor cualquiera, es un amor que está por encima de todo y de todos, incluyendo sacrificios y holocaustos. Jesús citaba un texto de Dt. 6, 4-5: “Escucha, oh, Israel: El Señor es nuestro Dios, sólo el Señor. Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas". Es una amorosa y profunda invitación que Dios nos hace: escucha Israel, escucha pueblo mío, ámame porque yo tu Dios te amo desde que te creé. No es un mandato, es una invitación que va directamente al corazón de nosotros sus muy amados hijos.
Le amarás con toda tu mente, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Este se convierte en un amor liberador en el que se glorificará el Señor que siempre quiere lo mejor para nosotros. Dios no necesita de nuestro amor, somos nosotros los que necesitamos aprender a amar sin poseer y sin retener, y eso lo conseguimos amando a Dios sobre todas las cosas.
Amar es hacer feliz al ser amado; esto implica amar también todo lo que Él ama. Jesús dijo a Martha: María ha elegido la mejor parte; ella estaba sentada a sus pies escuchándolo.
La pregunta que debemos hacernos es: ¿Quién ocupa el primer lugar en tu mente, por quién suspira tu corazón, por qué o por quién gime tu alma y en qué se desgastan tus fuerzas?
Fe, esperanza y caridad
El Catecismo de nuestra Iglesia Católica. # 2086 dice que estas tres virtudes teologales están implícitas en el primer y más importante Mandamiento de la Ley de Dios.
Fe virtud sobrenatural: por la que creemos en todo lo que Dios ha revelado y cada uno da testimonio de ella y para ello requiere:
- Esperanza: Es el abandono total en la Divina Providencia
- Caridad: Es una virtud sobrenatural, es una gracia recibida que lleva a amar a Dios sobre todas las cosas, amando lo que Él ama, al prójimo a quien servimos desde el mismo amor puro y santo con que Dios nos ama.
San Bernardo decía: «Tú me preguntas por qué razón y con qué método o medida debe ser amado Dios. Yo contesto: la razón para amar a Dios es que Él es Dios: el método y medida es amarle sin método ni medida».
El poder del primer mandamiento está en que te hace una persona libre para poder amar como Dios nos ama.
Conclusión
Si para los fariseos la mayor de sus preocupaciones era que se cumpliera al pie de la letra cada uno de los 613 mandamientos, para Jesús los más importantes son los mandamientos que hacen referencia al amor, pues ahí se condensan todos los mandatos de Dios, en los dos primeros mandamientos.
Amar a Dios sobre todas las cosas es el más importante porque amar al prójimo es la consecuencia del amar a Dios, y, cuando es amado el hombre, es amado Dios ya que el hombre es imagen de Dios.
Textos de apoyo: Mc. 12, 28-34; Dt. 6, 4-5. CIC. No.2086