Con este nombre, “Apuntes para el camino”, quiero iniciar un compartir de experiencias, ideas y comentarios, sobre los temas que vamos encontrando en nuestro diario caminar. Pero, ¿cuál camino? ¿caminar hacia dónde?

Durante la mayor parte de mi vida respondí a las propuestas del mundo en el cual me ha correspondido vivir: adquirir conocimientos, trabajar para ganar la mayor cantidad de dinero posible, tener reconocimiento profesional y personal, buscar la felicidad representada en viajes, buena ropa, vehículo, diversiones varias, tener una familia -esposa e hijos- y otras cosas por el estilo. Aclaro, nada de esto es malo por sí mismo, y si lo puedes tener, magnífico. Y cada vez que alcanzaba alguna de estas metas parciales, pues buscaba cuál sería la siguiente. Pero en todo esto no hallaba la plenitud de mi ser.

Nací en un hogar que no se preocupaba mayormente de la vida espiritual. Me educaron en colegios católicos, que eran los que se encontraban usualmente, así que hice la primera comunión y me confirmaron allí. Digamos que mi vida espiritual creció un poco silvestre, alimentada apenas por lo que iba recibiendo obligatoriamente en las clases de religión y en la misa de los viernes en el colegio. No iba a misa los domingos, porque en mi casa no era costumbre hacerlo. Era un católico más del montón, que ni siquiera practicaba los sacramentos y mucho menos acostumbraba a orar.

Pero poco a poco, muy lentamente, me vi involucrado en temas trascendentes que fueron llenando esa necesidad vital. ¿Qué pasará cuando me muera? ¿Allí acaba todo? ¿Eso es todo lo que hay aquí para mí? Y comenzó a aparecer en mi vida Jesucristo, como aquel ser especialísimo que decía cosas que tenían la capacidad de satisfacer mis inquietudes y expectativas, aun cuando me cuestionaba a cada paso y había muchas cosas que no entendía. Entonces comencé a caminar de la mano de sus propuestas, en un viaje que le ha dado un sentido profundo a mi vida y que culminará cuando se me acabe el aliento, y mi quehacer y la misericordia de Dios decidan mi destino final.

Es sobre este camino (Juan 14: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”) que compartiré contigo, si me lo permites.

Hasta pronto.

Germán Salgar Vargas
Bogotá, Colombia