Hay momentos en la vida en que  sientes  una sensación de estar completamente sola o solo, aun estando en medio de muchas personas, es posible que sientas esa soledad profunda aún después de  muchos logros e incluso después de grandes reconocimientos que te hayan hecho por acciones importantes que hayas realizado. Sientes la sensación de que nadie te quiere y que a nadie le importan tus problemas, que estás luchando sola o solo y tus fuerzas ya flaquean. Es una soledad  que se refleja en lo emocional, ni siquiera es una soledad física, porque pueden haber personas a tu alrededor que comparten contigo pero dentro, en lo más profundo de ti, hay esa  sensación de vacío que llega hasta el alma y no te deja ser feliz, muchas veces sientes que la amargura ronda tu corazón y que nada tiene sentido. Experimentas más bien, mucha frustración y ansiedad que a veces se transforma en angustias y soledades más profundas que llegan a convertirse en una depresión que alcanza niveles muy peligrosos.

Es posible incluso que aún con tu pareja al lado, o  frente a ti, te sientes sola o solo, porque  dentro sientes que no comprenden todo lo que quieres decir, que no entiende la magnitud de tu dolor o los anhelos profundos que tienes y menos aún comprenden cual es la razón de tu rostro entristecido o de  tu desilusión. En esos momentos piensas y sientes que nadie te entiende, te sientes por dentro envuelto en soledad, hay ausencia aunque haya presencia de otros que quizá te quieren mucho, pero tú no logras experimentar ese amor.

En otras ocasiones puedes haber experimentado, que el estar sola o solo te produce bienestar, te permite reflexionar sobre ti mismo y quieres huir de las palabras, de los ruidos, de las interpretaciones, experimentas otra clase de soledad,  es una soledad llena de sentido que te hace crecer, una soledad que no produce miedo sino que te permite penetrar en la profundidad de tu corazón, es una soledad llena de presencia de un Dios cercano, que camina contigo y te acompaña sobre todo en los momentos de tribulación. Te invito a seguir reflexionando sobre lo que significa llegar a  experimentar esa soledad llena de presencia.

Ahora, si desafortunadamente pasas por una situación de crisis, de desamor, de pérdida de un ser querido u otra clase de crisis, es muy posible que estés viviendo no aquella soledad llena de sentido, sino aquella que ha invadido tu ser y tu entorno vital, donde te sientes inseguro, triste, desanimado y con mucho miedo. El principal personaje que aparece es el miedo, el pavor, el pánico, tu mente deambula para acá y para allá, pierdes muchas veces el sueño y te haces mil preguntas sobre cómo será tu futuro.

Es muy importante que reconozcas las manifestaciones de los momentos de soledad y conozcas la manera de salir de allí, de lo contrario tus pensamientos y sentimientos te van a enloquecer y el desgaste tuyo y de tu familia será fatal.

Lo más grave de éste momento es que todos tus pensamientos empiezan a tener un tinte tan negativo que pueden destruir cualquier vida. Se te empieza a afectar el autoconcepto, ya no crees en ti, se resquebraja la confianza que tienes en el manejo de tus emociones y en la esencia de lo que eres y empiezas a tambalear y a veces llegas hasta huir de las personas y aislarte por completo. Otras veces te mantienes dentro de un grupo pero te transformas en una agresiva, actúas a la defensiva ante toda palabra, juzgas a todo el mundo y empiezas a hacerte antipático  y poco confiable. Esa soledad que se convierte en tu enemiga  y que te lleva a un desgaste emocional fuerte, hay que saberla manejar bien, hay que saber enfrentarla adecuadamente, hay que conocer sus manifestaciones y sus consecuencias, antes que sea demasiado tarde.

Si observas detenidamente tu comportamiento, podrás ver con claridad que  estas experimentando en tu cuerpo, una fuerte dosis de ansiedad, tu respiración se siente alterada, quizás sientes una opresión en el pecho y mucha angustia, es posible que sientas ganas de caminar de un lado a otro o puedes experimentar una parálisis o deseos de dormir o de quedarte ensimismada o ensimismado durante mucho tiempo. Puedes experimentar que aunque otros se sienten alegres tu no experimentas sino miedo o quizá desagrado, no sabes a veces que hacer cuando abres los ojos en la mañana o sabes que te toca de todas maneras levantarte a atender la casa o salir a trabajar, no ves alternativas,  sientes que ese vacío que camina contigo y no te deja ni de día ni de noche, está como pegado a tu alma y sabe a desilusión. Otras veces huyes de las actividades sociales aún se trate de reuniones familiares, prefieres esconderte disimuladamente o abiertamente en cualquier otra actividad porque sientes que no eres valioso o valiosa para nadie y crees  que a nadie le importas.