Lo primero que debes hacer es reconocer que estás en un momento de encerramiento del que tienes que salir pronto. Empieza por aceptar que Dios te creó y da gracias por el hecho de que El mismo te escogió y te envió a la tierra por medio de tus padres. El dueño de la vida es Dios y solamente por voluntad suya, se crea la vida. Ahora reconoce que tu cuerpo es creación de Dios, acéptalo como el santuario donde Dios quiso vivir dentro de ti, recorre cada parte de tu cuerpo y da gracias por cada una de ellas, pide perdón por aquellas partes de tu cuerpo que no has aceptado y a las cuales, quizás, muchas veces has rechazado.

Ahora por escrito, acepta  tu personalidad, tu temperamento y tu carácter, recuerda que así como eres, Dios te acepta , te reconoce y te ama, eres una obra salida de sus manos y por tanto eres una obra maravillosa. Agradece todo lo que eres, todo lo que sientes y lo que piensas y agradece por tu inteligencia y voluntad, por todas las capacidades que tienes y todos los talentos, elabora otra lista de tus valores y cualidades y da gracias por ellos.

Seguramente la fe es una de tus virtudes que tienes y es la que te va a sacar adelante, agradece por las personas que te la dieron, son varias las generaciones que oraron desde hace muchos años por ti, aún sin conocerte, pídele a Dios que no te falte la fe, que te la acreciente, agradece por haberlo conocido en algún momento de la vida y empieza un camino de intimidad con tu Padre Dios, El te ve desde la eternidad y camina contigo en todo momento, El sabe cuánto has llorado y cuanto has sufrido, El sabe tus debilidades y tus fortalezas y te llevará en sus brazos en los momentos más difíciles, El mismo sale a tu encuentro y disipa las sombras de la soledad. Te vas a dar cuenta que ya puedes estar sola o solo, cuando se acepta a Jesús, te sientes acompañado, esa soledad que destruye  y paraliza se va de tu lado, sientes una presencia nueva, te sientes tan acompañado y tan bien acompañado que disfrutas cada momento con él, disfrutarás de esos momentos de infinito gozo, en el encuentro con el Padre a través de Jesús, tu corazón se colmará de alegría, abrirás tus brazos y acogerás a todo el que se presente a todo el que pase por tu lado, porque estás invadido de su amor, de su presencia, de su grandeza, es de allí de donde surge el gran misterio de la fraternidad y donde se construyen las verdaderas redes que soportan la vida de toda persona. Es en la presencia del Padre, donde puedes aceptarte a ti mismo o a ti misma, es en la presencia del Padre donde puedes recibir fuerzas nuevas, es en la presencia del Padre donde recuperas la libertad, la autoestima, el gozo y las ganas de vivir. Da gracias en éste momento por ese regalo maravilloso, del abrazo fraterno del Padre celestial, da gracias por su presencia dentro de tu corazón, da infinitas gracias por ésta experiencia de intimidad que él te da en éste momento de tanta necesidad.

Pregúntale ahora, cuál es el llamado que quiere hacerte, cuál es la misión a la cual te envía, en dónde puedes poner a producir los dones que te ha dado y de qué manera puedes servir a la humanidad, él a través de la oración y de la comunidad donde te ponga, te irá revelando paso a paso, cómo quiere desarrollar todo tu potencial de vida nueva y cómo te va dando crecimiento en todas las áreas personales, familiares y comunitarias.

 

En el camino hay peligros cuando se vive en soledad. Uno de ellos es evadir el sentimiento de soledad con apegos a personas o cosas, lo cual  no  deja madurar, ni extender las alas de libertad. Otro peligro es querer superar la soledad, metiéndote en cualquiera de los vicios que desintegran la persona, la dividen, la esclavizan, es de las cosas más peligrosas que existe pues corres el peligro de irte despersonalizando y volviéndote un hombre o una mujer agresiva o pasiva , con muchos complejos de inferioridad y lanzada a un estancamiento que no produce felicidad, sino una profunda soledad. Estás en un momento de tanta vulnerabilidad que fácilmente te puedes dejar arrastrar por personas o grupos que te van llevando cada vez más a sumergirte en la amargura. Si no te coges fuertemente de la mano de Jesús, estableciendo relaciones fuertes y sanas con tu familia, en un grupo cristiano, relacionándote con amigas y amigos firmes en la fe, o en alguna institución que te lleve al crecimiento, pasarás por el más oscuro de los valles, desaprovecharás tu dones y harás de tu vida una miseria que da lástima. Tienes que pedir discernimiento o luz espiritual que vaya subiendo tu ánimo, que vayas sintiendo la compañía de ese Jesús que siempre está a tu lado, camina contigo y lo puedes encontrar, no fuera de ti, sino en la intimidad de tu corazón a través de la oración personal y comunitaria. Escucha muy bien, no basta solo con la oración personal es necesario que te vincules a un grupo, a una comunidad, a la iglesia que sostiene tu fe y la celebra comunitariamente. 

Encerrarte es otra de las peores alternativas, te hunde más en la soledad y en la depresión. Igualmente peligrosa es la actitud de salir por salir, para disipar la soledad. Revisa muy bien cuál es la intención profunda de tu acción, es pasar el día solamente evadiendo  y esperando que se acabe la vida? Sería  mejor llenar el día con acciones buenas que dan sentido y satisfacción