Comunidad Hombres y Mujeres de Futuro

 

Guía de predicación

Octubre 7 - 2015

 EL ESTILO DE VIDA DE LOS DE LOS DISCÍPULOS DE JESÚS

Mt 20, 25 – 9,35…

Objetivo

Introducir al creyente en el mundo del estilo de vida de los discípulos de Jesucristo, caminando de la mano  del Señor en los discursos del Evangelio de san Mateo.

Introducción

Una vez que hemos dado el paso de seguir al Señor, debemos enfrentarnos a la realidad que se nos presenta y es la de cambiar nuestra forma de pensar para que cambie nuestra forma de vivir. Hemos de aprender, caminando con Él, cuáles son sus exigencias y de qué manera habremos de hacerlo.

Avancemos con gozo en este aspecto de nuestra nueva vida, esa nueva vida que es la vida en el Espíritu, porque es Él el que nos transformará y nos hará verdaderos discípulos de Jesucristo.

Desarrollo

La vida del Discípulo de Jesús es una vida de abandono en las manos del Padre, es una vida en la que aprendemos a mirar con la mirada de Jesús y en la dirección en la que Él mira. Es la vida que le propone el Señor a Nicodemo cuando le dice que hay que nacer de nuevo, nacer de lo alto, nacer del Espíritu de Dios.

Es ese Espíritu Santo el que nos transformará comenzando por cambiar nuestra manera de pensar. Ese es el primer paso; entra en nuestra mente y comienza en un proceso lento a transformar nuestro pensamiento, a deshacer prejuicios, a derrumbar conceptos, a liberarnos del qué dirán, en fin, el proceso es largo pues son muchos años de caminar en el mundo, aprendiendo del mundo y tratando de responderle a sus exigencias y mandatos.

Prosigue el Dios Espíritu, siempre en proceso, a moderar nuestro temperamento. Lo notamos cuando escuchamos a Jesús en el sermón del monte, en donde nos advierte que seremos bienaventurados cuando nos convirtamos en personas dóciles, sensibles, generosos, etc. Pero ante todo el discípulo de Jesús es una persona humilde, una persona que se declara necesitada de Él, aunque tenga muchos bienes, el discípulo sabe que sin Él no es nada, no es nadie. Es sobre el aspecto de la humildad en la vida del discípulo que más nos insiste el Señor en su Palabra; miremos por ejemplo Mt 20, 25:

Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder.

 No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor,  y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.”

El discípulo de Jesús es un servidor humilde, cuyo servicio va más allá de sus propios intereses.

Seguimos caminando de Su mano y nos dice en Mt 7,21 que el verdadero discípulo es el que hace la voluntad del Padre que está en los cielos. Por esta razón los intereses del discípulo pasan a un segundo plano cuando de servir al Señor se trata.

Mt  9,35, nos habla de que el Señor recorría todos los pueblos y aldeas enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva y sanando. Pues, al igual que su maestro, el discípulo Proclama la Palabra de Dios a tiempo y a destiempo, enseña lo que el Señor ha hecho en él y ora por los enfermos y necesitados.

Sed pues prudentes y sencillos (Mt 10.16). El discípulo del Señor es franco y valiente

El discípulo mantiene atento a la Palabra del Señor, escucha con atención y da mucho fruto y es como la levadura se mete en el mundo pero para ser fermento divino en él. (Mt 13)

El discípulo debe hacerse como niño, es decir es sencillo, vive abandonado en el Padre y no lleva cuentas de nada, todo lo perdona sin rencores ni resentimientos. A ejemplo de su Maestro, el discípulo perdona siempre.  También denuncia el pecado y exhorta con misericordia al que ve que está en el error.

Por último, el Señor quiere que sus discípulos estén siempre alertas, que permanezcamos en vigilancia para no ser sorprendidos y caigamos en alguna tentación, haciendo siempre lo que tenemos que hacer por amor,  a nuestro prójimo, a nosotros  mismos, porque todo lo que hagamos a nuestros hermanos en Cristo, lo estamos haciendo por Él, y todo lo que dejemos de hacer por un hermano, estaremos dejando de hacérselo a Él mismo.

Nos dice el Señor de manera muy hermosa: Quien te acoja a ti por ser seguidor de él, lo está acogiendo a Él mismo y todo aquel que hiciere algo por ti por ser su discípulo no quedará sin recompensa. (Mt 10 40-42)

Conclusión

El discípulo del Señor anhela sólo, hacer la voluntad del Padre en su vida y todo lo hace por amor a su Señor. Es un camino con caídas y levantadas, con subidas y bajadas pero siempre de la mano del Buen Maestro Jesucristo, Hijo de Dios. Quien emprenda este camino, jamás estará solo. (Mt 28,20b)

El estilo de vida del Discípulo es una vida de oración, de lectura de la Palabra, de comunidad y de asiduidad a los sacramentos, especialmente al sacramento de la reconciliación y al de la Eucaristía.

El discípulo ha de orar permanentemente con la hermosa oración del beato Carlos de Foucaould diciendo:

Padre mío, Me abandono en Ti.
Haz de mí lo que quieras.

Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.

Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tú eres mi Padre
.

                                

Taller

  • ¿Estás dispuesto(a)  dejarte transformar por el Espíritu de Dios para ser un(a) verdadero(a) discípulo(a) del Señor?
  • Haz una oración profunda, desde lo más hondo de tu corazón y entrégate a Él, sin reservas.

Bibliografía

Nueva Biblia de Jerusalén, revisada 1998