FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO

Guía de predicación

Septiembre 30 / 2015

Estar alertas

Texto base Mc 13,33-37

Objetivo

Encontrar el sentido Bíblico de la vigilancia y del cuidado que el creyente debe tener mientras se da la parusía o segunda venida del Señor.

Introducción

Entender que en cualquier momento seremos llamados a “rendir cuentas” y no queremos que el Señor nos coja desprevenidos, es una tarea de todo cristiano. El buen Dios nos ha dado la oportunidad de una eternidad bienaventurada y no debemos echarla a perder por esa somnolencia en que nos envuelve el mundo, con sus falsas ilusiones y profanidades.

Desarrollo

“Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento.  Al igual que un hombre que se ausenta: deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada.

 No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!”

Velar en el sentido propio de la palabra significa “renunciar al sueño de la noche”. En un sentido metafórico, el Señor nos está pidiendo que seamos vigilantes, que nos mantengamos en “vela” es decir, luchando contra el adormecimiento y la negligencia que nos invade en nuestra cotidianidad, esto con el fin de llegar al fin que perseguimos y de hacer cada día la voluntad de Dios.

En los Evangelios sinópticos el llamado a la vigilancia es la principal recomendación que hace Jesús a sus discípulos como conclusión del discurso escatológico y el advenimiento del Hijo del hombre: “Velad pues porque no sabéis qué día ha de venir vuestro Señor”

Todo padre de familia cristiano, así como todo responsable de comunidad debe velar, es decir estar en guardia vigilando por su familia, su comunidad, manteniéndose alerta y discerniendo en todo momento lo que es bueno y lo que no, para ellos.

Este velar, esta vigilancia, nos exige también desapego de los bienes del mundo y de la mediocridad de la vida. Nos exige también sobriedad en nuestra forma de vivir, es decir renuncia a todo lo que pueda distraernos de la espera del Señor.

Esta forma de vida de mantenernos vigilantes no ha de ser únicamente en los momentos de crisis o de tormentas, este combate ha de ser a todo lo largo de la vida cristiana.

También San Pablo en 1 de Cor 16,13 y en Ef 10, 6 – 20, nos hace esta misma exhortación por razón de los peligros de la vida presente. De igual manera Pedro en su primera carta 5,8 nos advierte:

“Sed sobrios y velad, Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar”.

Conclusión

La vigilancia exigida por la fe cristiana debe ejercerse en la lucha contra el enemigo y sus ofertas tentadoras.

Esté “siempre” en guardia el cristiano, ore con fe y evite así que el Señor lo sorprenda el día de su llegada. “Orad, velad y sed sobrios”

Taller

Estar alertas, vigilantes nos exige renuncia y sencillez en nuestra vida. ¿Qué tan dispuesto estás a la sobriedad y el desapego en tu vida?

¿Oras con fe, como padre o madre de familia por tus hijos, advirtiéndoles de los peligros y las acechanzas del enemigo?

Bibliografía

X.León-Dufour VOCABULARIO DE TEOLOGÍA BÍBLICA

Página web A.VATICAN.VA