FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO

GUÍA DE PREDICACIÓN

Enero 31 – 2018

DE LA CORRUPCIÓN A LA RECTITUD

¿Quién subirá al monte del Señor?
¿Quién podrá permanecer en su santo templo?
(Salmo 22, 3-6)

 

Objetivo:

Reafirmar los valores de la honestidad, rectitud y transparencia, que son la limpieza de corazón que el Señor bendice y sobre la cual nos envía su Promesa de ver a Dios. Reconocer que en nosotros también existen tendencias o actitudes que manchan el alma y que debemos eliminar y entregar al Señor.

Introducción:

Estamos viviendo un momento en la historia de nuestro país en el que es necesario retomar la importancia de ciertos valores que parecen olvidados. Son aquellos valores que nos hacen ser personas transparentes, cristianos de limpio corazón y de manos limpias. Es decir, personas de mente y cuerpo renovados en el Espíritu, cuya conducta refleje de quién somos hijos.

Desarrollo:

En estos últimos años ha sido evidente para los colombianos cómo el país se ha hundido en la más terrible corrupción y descomposición moral, cosa que nos escandaliza y nos lleva a cuestionar a nuestros dirigentes y políticos. Se volvió una forma de vida el soborno, el pedir dinero a cambio de un favor, el conseguir un contrato o un empleo, pero con triquiñuelas y hasta con títulos falsos. Y cuando decimos que se volvió una forma de vida es porque de alguna manera, nosotros también hemos caído en esto, cuando sobornamos al policía de tránsito para evitar el parte, cuando decimos que está bien que no nos den la factura para que nos salga más barato aquello que estamos comprando y así no pagar el IVA, cuando compramos contrabando, cuando hacemos toda suerte de cosas para alterar la declaración de renta y no pagar al gobierno los impuestos, etc. Todos sabemos que estamos obrando mal;nos hemos corrompido y, sin embargo, encontramos toda clase de justificaciones para hacerlo: Ladrón que roba a ladrón tiene 100 años de perdón, si no me lo robo yo otro sí lo va a hacer, si todo el mundo lo hace, ¿yo por qué no? Y como éstas, tenemos muchas más excusas para no obrar correctamente.

Definición

El diccionario de la lengua española dice que corromper es: Pervertir o hacer que una persona o una cosa sea moralmente mala y corromperse:volverse moralmente mala o deshonesta [una persona].

Hay otra definición que vienen muy al caso del cristiano pues dice: Corromper es Hacer que un cuerpo o sustancia orgánica se descomponga de manera que huela mal o no se pueda utilizar. Cuando el cristiano se corrompe huele mal al Padre y ya no puede cumplir su misión, aquello para lo que fue puesto en la tierra.

El Señor nos ha dicho en su Palabra: Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios (Mt 5,8)

¿Quiénes son los limpios de corazón?

Son todos aquellos en quienes reina Cristo resucitado, todos los que se dejan gobernar por aquél que se dejó clavar en una cruz por amor a cada uno de nosotros. Son todos los que han echado fuera al hombre y a la mujer viejos porque son una nueva criatura en Cristo por la obre del Espíritu Santo. Son todos los que al presentarse la ocasión se dejan llevar por la voz del Espíritu que te dice “no lo hagas” y rechazan las justificaciones, aunque duela, aunque nos haga ver como puritanos o pasados de moda etc.

La Palabra de Dios: Salmo 24,3-6

Volvamos a ese hermoso texto que nos ocupa hoy:

¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede permanecer en su santo templo?

El que tiene las manos y la mente
limpias de todo pecado;
el que no adora ídolos
ni hace juramentos falsos.

El Señor, su Dios y Salvador,
lo bendecirá y le hará justicia.

Así deben ser los que buscan al Señor,
los que buscan la presencia de Dios.

El Señor nos da instrucciones claras de lo que quiere que seamos, de la forma en que debemos comportarnos. Entrará a ver al Señor aquél que permite que el Espíritu le guíe y obra de manera correcta, aquél que tiene la presencia “activa” de Cristo en su existencia, un Cristo que hará todo para mantenerte fuera de pecado si le obedeces, si le sigues con docilidad. Aquél que no adora ídolos como el ídolo del dinero, del tener, del poseer, del placer, aquél que pone a su Señor por encima de TODO. Entonces el Señor su Dios y Salvador lo bendecirá y le hará justicia.

Así, tu vida será limpia como el cristal, tu familia y tu entorno ahora sí serán verdaderamente rectos y confiables, y entre todos contribuiremos a hacer de nuestra ciudad, de nuestro país, el pueblo que Dios quiere.

Conclusión:

Hoy el Señor nos está llamando la atención sobre nuestro actuar y nos invita a revisar aquellas cosas que aún tenemos del hombre y la mujer viejos, esa levadura que contamina a nuestra familia y a nuestro entorno, ensucia nuestro cuerpo, mente y espíritu.

Volvámonos hoy al Señor con radicalidad y entonces: el Señor, nuestro Dios y Salvador nos bendecirá y nos hará justicia.

Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes Él se complace. (Lc 2,14)