Inténtalo Hoy (2da. parte)

Por: Manuel Tenjo Cogollo, Mg-Teol.
 
N. R. En esta oportunidad les presentamos la segunda parte del artículo “Inténtalo Hoy” escrito por el teólogo Manuel Tenjo, quien nos sigue invitando a salir adelante en medio de las tempestades que sufrimos a diario y a mantenernos firmes a pesar de ellas. Que lo disfruten. (Leer primera parte aquí)
 
En medio de la vida de la humanidad, existen momentos en los cuales sentimos el mundo oscuro, no vemos con claridad a las personas, percibimos sombras sospechosas, nos gana el sueño y la inconsciencia, todo parece que naufraga en un mar negro...
 
Si alguien se acerca en esos momentos tétricos y funestos, viene la sorpresa, el susto y, por supuesto el grito, acompañado de la parálisis corporal o de la agresión inmediata.
 
En esas situaciones, si estamos atentos, podemos escuchar a Jesucristo decir: "buen ánimo, soy yo, no tienen que temer" (Mc 6,48-51).   Deja hoy que Jesús el Señor entre en tu vida, te ame de tal manera que aleje el temor y la duda de ti y vivas en la luz de las personas que perciben todo con claridad (Cfr. 1Jn 4, 18).
 
Dios no te creó para estar sumido en la tristeza, la frustración y el fracaso. Dios te ama para que seas un hijo victorioso, capaz de tocar el cielo con tus manos, llegar a las cumbres de los pocos verdaderos hombres que han luchado incansablemente porque la luz de la felicidad brille en sus ojos.
 
Abandona las tinieblas y ven a disfrutar de la luz victoriosa que ilumina los obstáculos. "Despierta tú que duermes y la luz de Cristo te iluminará". Después de la oscuridad viene la luz, después de la cruz viene la resurrección; después del esfuerzo viene el triunfo. Tienes dentro de ti las capacidades, cualidades y carismas para ser un hombre feliz y libre, es decir, realizado como persona, que alcanza metas muy altas y llega a sentirse "ciudadano del infinito".
 
Cuando una persona descubre la luz que habita en su interior, empezará a ver su camino con claridad y a iluminar el sendero de quienes caminan a su lado, pues se vuelven luz del mundo que vence a las tinieblas y que brindan esperanza a aquellos que se acercan.
 
¡Ánimo, arriésgate a dejar salir la luz de Cristo que hay en ti!  Solo de esa manera dejarás salir al líder que eres.