Comunidad Hombres y Mujeres de Futuro

Ministerio de Formación - Guía de predicación

 

Julio 16, 2014

EL QUE QUIERA SER EL PRIMERO, QUE SIRVA

MT 20, 28

 

Objetivo:

Hacer conciencia de que las relaciones interpersonales deben estar sostenidas por la voluntad de servir;de que si todo lo que hacemos por los demás lo hacemos con y por amor, no por obligación o por interés, podremos disfrutar del inmenso placer de servir.

Introducción:

En la Biblia la palabra servicio tiene dos significados opuestos. Por un lado, se refiere a la sumisión del hombre a Dios, y por otro, la sujeción del hombre por el hombre en la esclavitud. La historia de la salvación enseña que la liberación del hombre depende de su sumisión a Dios y que “servir a Dios es reinar”. Pues el servicio hecho al Padre no quedará en el olvido, será para ti restauración en lugar de tus pecados. Eclo 3, 14

Desarrollo:   

¿Qué es servir? La Real Academia dice que es estar al servicio de alguien, haciendo lo que él quiere o dispone. También dice que es  ser de utilidad, hacer algo a favor de alguien. Podemos asegurar sin temor a equivocarnos, que servir también es:  

  • Es amar con las manos
  • Es darse, no dar cosas
  • Es repartirse, no repartir
  • Al modelo de Jesús, es hacerse pan para el otro, alimento y vida para el hambriento. 

Dice el padre Diego Jaramillo que “quien sirve a Jesús, lo busca, lo encuentra, lo conoce, lo escucha, le obedece y lo ama y después de todo lo anterior, se entrega, colabora, vive y muere por El.”

Aprendemos a servir contemplando la vida de Jesús y escuchándolo en la oración. Marta de Betania quería servir al Señor pero no entendía que primero debía escucharle sentada a sus pies. 

Servir no es un acto de generosidad sino de justicia:distribuyo lo que recibo de Dios para ser distribuido, y lo hago según sus instrucciones. Los dones que pongo al servicio de los demás, no me pertenecen, me han sido dados. Soy administrador del tesoro que Dios me ha dado.

El servicio, en griego "diakonía”, era, a los ojos de los griegos, una cosa indigna. Para ellos, el ser humano existía para dominar, no para servir; por eso les resultaba extraño todo sentido de servicio al prójimo. Pero, en la doctrina de Jesús, el concepto de servicio es vinculado al precepto del amor a Dios y lo propone como elemento central de las exigencias de Dios al hombre; la intervención de Jesús es la que nos hace levantarnos para que emprendamos el camino del servicio.

El servicio que nos exige Dios no se limita a un cultoritual; se extiende a toda la vida mediante la obediencia a los mandamientos. Fue sirviendo a Dios como Jesús nos salvó, y nos revela cómo quiere ser servido el Padre: quiere que nos consumamos en el servicio a los hermanos como El mismo lo hizo;...”tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida...por muchos.... Mc 10,45. Para los judíos era un honor llamarse servidores de Dios, mas no de los hombres, pero Jesús fue el servidor de todos, dedicó su vida a servir. Él vivió siempre para los demás, estuvo siempre abierto a todos, a nadie cerró su cora­zón; se entregó totalmente al servicio de los necesitados, no dejó nada para sí, sino todo para los otros. Esta actitud de servicio total de Jesús a los hombres está representada en el hecho de ponerse de rodillas delante de sus amigos para lavarles los pies.  Jesús ha querido ocupar el último lugar de todos, la cruz, para servir,dando hasta la última gota de su sangre por todos nosotros.

El único camino de liberación para toda la humanidad es la actitud de ser­vicio. Sere­mos hombres auténticos sólo en la medida en que sepamos servir y ser útiles al prójimo, en la medida en que saquemos de nosotros el egoísmo y dejemos sitio en el co­razón para todo el que nos necesita. Esta es la conversión que nos pide Jesús. El nos quiere libres para servir. Jesús, el Siervo y el Señor, es también aquel que llama. Llama a ser como Él, porque sólo en el servicio el ser humano descubre la dignidad propia y la ajena. Él llama a servir como Él ha servido. Nos indica el camino de nuestra verdadera realización humana: el vaciamiento, el camino de la cruz, la pequeñez, el servicio.

El servicio es la actitud que caracteriza al creyente; un servicio humilde, constante, atento, minucioso, sin desfallecer. Y, una vez cumplido con esmero, tener la conciencia de haber hecho sólo aquello que era su obligación, sin esperar, y menos exigir, recompensa alguna. Porque no se ha hecho nada especial, porque sólo se ha cumplido con el propio deber tanto en el servicio a Dios como en el servicio al hermano.  La aspiración a lo más alto es algo grabado en el corazón del hombre, pero si el que se dice creyente "exige" a Dios una recompensa por su servicio,  no ha entendido que el único camino para "llegar arriba" en el Reino de Jesús es ponerse al servicio de los demás.  A la "voluntad de poder" Jesús opone la "voluntad de servicio". Benedicto XVI ha explicado que el primer servicio que estamos llamados a ofrecer los cristianos es el del anuncio de Jesucristo, único salvador.

En el evangelio de Mateo, Jesús advierte que “Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro”. Esta enseñanza la podemos aplicar a varias combinaciones: Dios y el dinero, Dios y la fama, Dios y el placer, Dios y el poder, Dios y la política, y muchas otras.   A Dios no le gusta que en nuestro corazón demos cabida a otros “dioses”. Él es celoso y quiere ser el único dueño, Señor y Rey de nuestra vida.

La Iglesia, una estructura de servicios

La  iglesia primitiva, como toda sociedad humana compuesta por hombres y mujeres, tuvo momentos de crisis, lo que los llevó a organizar mejor entre sus miembros el servicio, la “diakonía”.  En la Iglesia de Cristo, todo es servicio: servicio de la Palabra, servicio de la oración, servicio de las mesas, la colecta para los pobres, y todos son servidores, empezando por los responsables de la comunidad.  A partir de aquel momento, en la Iglesia el servicio no se practica como un gesto aislado, sino como un estilo de vida. Solamente una iglesia servidora es una iglesia creyente.

“La Iglesia está llamada a servir a la humanidad de nuestro tiempo, confiando únicamente en Jesús, dejándose iluminar por su Palabra e imitándole en la entrega generosa a los hermanos”. Ad Gentes de Vaticano II.

María, humilde sierva del Altísimo

María es el mejor ejemplo de servidora. Nadie ama a Jesús como ella, y el servidor,  primero aprende a amar, y si ama a su Señor amará también servirle. El servicio desinteresado fluye del corazón que ama.  El documento de Aparecida dice que María, pendiente de sus hijos, como en Caná, ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, de servicio, de entrega y de gratuidad que deben distinguir a los discípulos de Jesús, pues si El “no ha venido a este mundo para ser servido, sino para servir”, ellos no deben aspirar a otra cosa que al servicio amoroso a todos sus hermanos. 

El hogar, escuela de servicio

La Exhortación apostólica “Familiaris Consortio”, de Juan Pablo II, asegura que el  cometido fundamental de la familia es el servicio a la vida, transmitiendo la imagen divina de hombre a hombre. Al crear Dios al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, los llama a participar en su amor y al mismo tiempo en su poder de Creador y Padre, en la transmisión del don de la vida.

La armonía familiar supone que cada uno de sus miembros acepta y realiza, por amor, el servicio que le corresponde; cuando un miembro falla, daña a todos. Es importante la formación de hábitos en la familia, que provoquen el interés por los demás y sus cosas, y que fomenten obras de servicio concretas en la vida diaria, en el seno familiar, con los hermanos, familiares, vecinos, amigos, etc. Hay que insistir en que es muy importante descubrir las necesidades de los más cercanos como primer signo y manifestación de un amor generoso y abierto a todos los hombres. Se debe hacer conscientes a los hijos de que en la vida, si no se sirve a los demás, el egoísmo nos incapacita para la felicidad. Es frecuente que se presente en las familias el caso de que alguno de sus miembros se niegue a ser útil a pesar de recibir el servicio de los demás; la paciencia y la tolerancia son el servicio que se le debe prestar mientras reencuentra su papel dentro del hogar, pero nunca la complicidad. 

Para nuestros hijos puede ser ejemplo la realización de algunas acciones, como hacer tareas de mutuo servicio en la familia, atención a enfermos y a  ancianos, participar en colectas para personas necesitadas, y muchas otras. "Cuando una persona no solo cumple con su deber en la vida profesional y familiar, sino que además se compromete a ayudar a los demás, dedicando su precioso tiempo libre al servicio del hombre y de su dignidad, su corazón se dilata". Benedicto XVI. Teniendo siempre en cuenta que el amor a los cercanos no puede ser sustituido por el servicio a los lejanos, es decir caer a la tentación de ser “luz de la calle” y “oscuridad de la casa”. Servir no se trata de impresionar sino de amar. No se trata de activismo sino de ser dócil a la voluntad de Dios. Tampoco se tata de calmar consciencia, sino de dar de todo corazón y con total gratuidad.

 

Para tener en cuenta

  • Los padres deben hacer ver a sus hijos que les sirven más por amor que por obligación
  • Hay personas que nos sirven porque necesitan ganarse la vida. Agradezcamos su servicio y tratémoslas reconociendo su dignidad. 
  • Cuando, como familia, se decida prestar algún servicio a la sociedad o a la iglesia, se debe cumplir responsablemente.
  • Si nuestro trabajo consiste en dar algún servicio, transformemos la obligación en amor al prójimo y hagamos más de lo que nos corresponde. 
  • Debemos dar ejemplo de servir con los brazos abiertos, no importando a quién, cómo y cuando.

Conclusiones:   

  1. El que ha resucitado a Jesús de entre los muertos, sabrá resucitar y premiar en su día a los que ahora siguen los pasos de Jesús.
  2. Servir es sembrar siempre, siempre, sin descanso, aunque solo sean otros los que recojan y saboreen las cosechas.
  3. Servir es mucho más que dar con las manos algo que se tiene; es dar con el alma lo que, tal vez, nunca nos fue concedido.
  4. “Servir es ser como el árbol de sándalo, que perfuma el hacha que en ocasiones le hiere"

 

Taller:   

  1. ¿Es Dios el único “Señor” de mi vida? O ¿estoy sirviendo a dos o más “señores”? (el trabajo, el dinero, la belleza, mi esposo/a etc). Identifícalos y haz un plan de acción para cambiar esta situación.
  2. ¿Limito mi servicio? O ¿sirvo sin importar que la persona sea amiga o enemiga, simpática o no, pobre o rica? O ¿que el servicio traiga beneficios a mis intereses o no?
  3. ¿Al prestar un servicio, me mueve el amor? O ¿lo hago por obligación, temor,  interés, o únicamente por la remuneración que recibo?
  4. ¿Acepto  incondicionalmente las tareas que se me encomiendan?

Bibliografía:

A la escucha del Maestro, Padre Fidel Oñoro
Documento de Aparecida
www.vatican.va
www.corazones.org
www.mercaba.org