FUNDACIÓN HOMBRES Y MUJERES DE FUTURO

MINISTERIO DE PREDICADORES - Guía de  predicación

Octubre 1° / 2014

LA PRUEBA

Eclesiástico 2, 1-10

 

Objetivo

Entender de una manera sencilla que nuestra fe es probada de diferentes formas y que si bien estamos en la escuela de Jesús, la graduación sólo la obtendremos en la gloria.

Introducción

Una cosa nos deja clara la Biblia y es que la fe de todo aquel que entró a la escuela de Jesús fue probada, pero también que en cada caso, la gracia de Dios estuvo presente para sacarlos en victoria, saliendo fortalecidos y depurados de la prueba.

Desarrollo

Nuestra fe es vivida con frecuencia en la oscuridad, pues el mundo en que vivimos parece con frecuencia muy lejos de lo que la fe nos asegura.

La experiencia del  mal, del sufrimiento, de las injusticias o de la muerte, parece a veces contradecir la buena nueva y estremecer nuestra fe convirtiéndose para ella en una prueba.

Entonces es cuando debemos volvernos hacia esos personajes que se vuelven nuestros maestros en los momentos duros de la vida: son los llamadostestigos de la fe. Entre otros podemos nombrar aAbraham, que pasando por duras pruebas, creyó esperando contra toda esperanza (Rom 4,18); Moisés, que obedece totalmente en contra de su voluntad esperando sólo en Dios, cuando le ordena sacar al  pueblo de la esclavitud en Egipto con la promesa de que estaría con él en todo momento (Ex 3,10); la virgen María que, en “la peregrinación de la fe” (LG 58) llegó hasta la “noche de la fe” (Juan Pablo II, Rom 18), participando en el sufrimiento de la pasión y muerte de su Hijo. Como estos, hay muchos otros testigos cuya fe fue probada y salieron victoriosos y fortalecidos de la prueba.

“Por tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestro tan gran nube de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús, el que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin miedo a la ignominia y está sentado a la diestra del trono de Dios.” (Hb 12, 1-2)

Entendemos ahora que la fe en Dios Padre puede ser puesta a prueba por la experiencia del mal y del sufrimiento, y a veces sentimos a Dios como ausente e “incapaz” de impedir el mal; pero también hemos comprendido que es en la resurrección y exaltación de Cristo en donde el Padre “desplegó el vigor de su fuerza” y manifestó la “soberana grandeza de su poder para con nosotros los creyentes” (Efe 1,19-22). De esto nos dan testimonio los apóstoles cuya fe fue sometida a una enorme prueba, la prueba radical de la pasión y muerte de su Maestro; fe que renace en ellos y así ha de ser con nosotros, por la acción de la gracia divina de la experiencia directa de la realidad de Jesús resucitado

Solo la fe en Dios puede adherir a los caminos misteriosos de su omnipotencia y con ella, creer como Pablo que en esa voluntad permisiva del Padre todo confluye para el bien de los que lo aman. (Rom 8,28)

¿Qué hemos de hacer para salir victoriosos de la prueba?

“Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil”.Mc 14,38

Es el mismo Jesús quien nos da la respuesta; la oración y el estar alertas, despiertos, con los ojos abiertos y los oídos atentos, lo que nos va a dar la fuerza que necesitamos para no caer en la tentación. Y ¿qué tentación puede ser peor que la de entrar a pelear con Dios por la prueba que estamos pasando?

¿Qué puede ser peor para el ser humano que alejarse de su creador, del dueño de su vida?

Es pues, la oración la que nos hace dóciles a los impulsos de la gracia y acrecienta nuestra fortaleza en el momento de la prueba. Fortaleza que es firmeza y constancia para no desfallecer, reafirma en nosotros la resolución de resistir y de superar obstáculos, nos ayuda a hacer frente a la prueba. Acompañemos nuestra oración, de la vida de la gracia que nos dan los sacramentos, especialmente el de la Eucaristía y fortalezcamos nuestra vida comunitaria pues, es una riqueza inmensa para permanecer alertas, vigilantes y mantener nuestra fe y salir victoriosos de la  prueba.

Conclusión

Todo discípulo será probado en su fe en Dios. Miremos en la Palabra de Dios cómo hicieron todos aquellos que enfrentaron toda clase de pruebas y vencieron.

La oración, la lectura de la Palabra, la vida de la gracia con los sacramentos y la vida comunitaria, serán una gran ayuda para salir victoriosos de la prueba y así decir con el ángel Gabriel “porque nada es imposible para Dios” (Lc 1,37)

Bibliografía
Catecismo de la iglesia católica
Vocabulario de teología bíblica X  León Dufour.